No puedo fingir que soy de color y no puedo fingir que voy a criarla de una manera de color, pero eso no es importante, siempre y cuando esté expuesta a todo”, dice Kerryn Vermeulen sobre su hija adoptiva de dos años. Kerryn y su esposo Etienne son blancos.
Su hija Riley es de color, lo que la convierte en una de las cientos de familias en el Cabo Oeste que han participado en adopciones interraciales.
En el último año financiero, hubo 367 adopciones interraciales de más de 1000 adopciones, dice el Departamento de Desarrollo Social.
Kerryn no se deja intimidar por criar una familia multirracial.